Lenguaje, falsedad y secesión

Lenguaje, falsedad y secesión

[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del nacionalismo, soberanismo y secesionismo excluyente

Sobre el apoyo a las acciones y estrategias secesionistas de la segunda autoridad de Cataluña, la señora Forcadell, conviene recordar que la ex presidente de la ANC, una política profesional de ambición ilimitada, ha hecho todo lo posible hasta el momento, y sin descanso, para crear y abonar una línea de demarcación excluyente y de máxima incomprensión mutua entre la ciudadanía de Cataluña (una parte, “su pueblo nacionalista”) y la del resto de España, una “autoridad” que ha sido capaz de decir en el ágora pública sin enrojecer ni pedir disculpas que los catalanes éramos esclavos de los españoles, alguien que ha hablado de España como un país de zafios y reaccionarios sin matiz alguno, alguien que ha expulsado por su boca toneladas de odio y vómitos sobre todo “lo español”, alguien que, por supuesto, nunca ha tenido problema alguno en asociarse en un frente único nacional y nacionalista (són els seus!) con gentes de la “altura” poliética de Jordi Pujol y sus próximos (aquests són de la casa; los otros, sin distinción, son unos pitufos traidores, unos enemigos de la Patria, “unos esclavistas” con ADN imperial).

¿Qué se nos dijo hace unos cinco o seis años? Que la cosa iba del dret de decidir. ¿Qué dret es ese preguntamos? Un dret que tienen todos los pueblos del mundo se nos respondió y luego se nos invitaba a ir a manifestaciones no nacionalistas, eso nos decían, estrictamente democráticas. Democracia es votar, se añadía, y nosotros no podemos votar, repetían. Algunos, incluso, fueron a rodear La Caixa, a ello nos convocaban, para demostrar, mostrar o construir una punta anticapitalista en el movimiento. La ingenuidad, demostrado está, no tiene límites. Muchos cayeron en la trampa.

Rebelión (24.12.2016)