País Vasco: por qué respirar sigue resultando difícil

País Vasco: por qué respirar sigue resultando difícil

«Cuando se consiente vivir demasiado tiempo en el delirio el despertar es una pesadilla»: con estas palabras abría Antonio Muñoz Molina un artículo el 12 de marzo de 2004, cuando, como tantos españoles, incluso muchos de aquellos que más tarde han querido olvidarlo, estaba convencido de que la masacre de los trenes de Atocha era obra de ETA. Muñoz Molina estaba equivocado. Pero, para lo que importa, da lo mismo. En las mil y pocas palabras que seguían nos proporcionaba un impecable análisis de las tramas de complicidades, silencios y comprensiones que han servido de fermento a la violencia etarra. Se confirmaba, una vez más, que también para entender la barbarie se necesita cierta inteligencia práctica, la vieja phronesis, que no está al alcance de cualquiera ni, desde luego, se adquiere en las facultades de ciencia política. Relean el artículo. Yo lo hago con frecuencia. Llevo muchas horas fatigadas en lecturas académicas y les puedo asegurar que pocas veces he leído destilado en tan pocas líneas un ejercicio tan afinado de racionalidad moral. Deberían pasearlo por las escuelas. Y por las facultades: sobre todo, por las de ciencias sociales.

Revista de Libros (octubre 2020)