Así las cosas, parece que queda mucho todavía para alcanzar el grado de cordura necesario, el mismo al que llegó el PNV después de la matraca independentista de Ibarretxe, aquella a la que bautizó Peridis como el raca-raca. Ojalá me equivoque, pero tenemos raca-raca para rato en Cataluña. Y no se aprecian en el horizonte signos de mejoría. La única posibilidad sería que la situación haga preciso volver a las urnas y los votantes republicanos y socialistas comprendan de una vez que la salida al conflicto pasa por un acuerdo entre las dos fuerzas mayoritarias, con la Constitución como base. Ojalá.
El Periódico (20.02.2021)