Mentiras para todos los gustos

Mentiras para todos los gustos

El mundo secesionista, ya sea Junts, CUP o ERC, sigue enganchado a sus falsedades y autoengaños

Cuando uno regresa a la actualidad de la política catalana tras unas semanas de desconexión, comprueba tristemente que el mundo secesionista, ya sea Junts, CUP o ERC, sigue enganchado a sus mentiras y autoengaños. A diferencia de las fantasías que repetían casi al unísono durante los años álgidos del ‘procés’, ahora ya no todos dicen ni proponen lo mismo. Les sigue singularizando la hipérbole y el bulo, pero reparten falsedades para todos los gustos. Veamos. Por un lado, hay las trolas supinas que los más duros sueltan en ese foro de ‘hooligans’ que es la Universitat Catalana d’Estiu, que no es universidad ni nada, sino un mero pasatiempo subvencionado, claro está, por la Generalitat con el dinero de todos los catalanes. Por ahí han pasado el duo cómico que forman Quim Torra y Laura Borràs, reunidos para maldecir la mesa de diálogo mientras aseguran que en cualquier momento el Parlament podría activar la DUI. Por su parte, el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, ha hecho su particular oda a la unilateralidad e insistido en que “lo volveremos a hacer tantas veces como haga falta”. Pero el mayor disparate ha ido a cargo de la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, que ha pedido ya mismito “desequilibrar al Estado español” con el aplauso de Mireia Vehí, diputada de la CUP, quien en su turno ha hecho una llamada a la confrontación. 

Frente a todos esos sueños húmedos de revolucionarios de salón, con ingresos sobradamente cienmileuristas, tenemos el discurso aparentemente más realista de los republicanos y de su líder fray Oriol Junqueras, que en septiembre cumplirá una década al frente de ERC. El pasado domingo explicó una curiosa teoría según la cual si el diálogo con el Gobierno español fracasa, es decir, si el independentismo no obtiene tras una larga negociación ni la amnistía ni la autodeterminación, la comunidad internacional se mostraría dispuesta a avalar otro referéndum unilateral, a diferencia de lo que ocurrió en 2017 en que no obtuvo ningún reconocimiento. Todo el mundo sabe que de esa mesa que se reunirá el 13 de septiembre no saldrá -ni ahora ni nunca- un acuerdo para votar la secesión, si antes no se efectúa un cambio constitucional. También que la UE no va a respaldar procesos de desintegración territorial de sus Estados miembros. Junqueras debería explicar pues a quién se refiere cuando afirma que “la comunidad internacional nos mira y nos pide que intentemos el diálogo”. Es evidente que la mentira (puede que bienintencionada) va dirigida a su propia parroquia para pedirle paciencia los próximos dos años y poder resistir así los embates de Junts y la CUP alimentando la esperanza de que al final, un día, el mundo mundial socorrerá a los “oprimidos “independentistas que gestionan un presupuesto de 46.000 millones. Ahora bien, hay algo peor que una mentira, el cinismo ególatrade Junqueras cuando se compara con Gandhi (otras veces lo que ha hecho con Mandela) e insiste en la patética teoría de que Catalunya es una colonia española, como lo fueron Irlanda o la India en manos de los británicos.

El Periódico (25.08.2021)