«El PSOE compra el marco nacionalista y establece un estatus de impunidad»

Guillermo del Valle: «El PSOE compra el marco nacionalista y establece un estatus de impunidad»

El director del ‘think tank’ El Jacobino, abogado de profesión, acaba de publicar ‘La izquierda traicionada’, donde desnuda las incongruencias del progresismo actual

P: –Su libro, ‘La izquierda traicionada’ (Península, 2023), se subtitula ‘razones contra la resignación’.

R–Creo que hay una separación muy clara entre la izquierda oficial, las izquierdas hegemónicas, y los principios. Félix Ovejero lo ha dicho muchas veces: los principios ni prescriben ni caducan, no se pueden cambiar las reglas a mitad del partido. Están pasando tantas cosas graves para el principio de igualdad, por ejemplo, o qué decir para la solidaridad o la fraternidad, o para el principio de libertad de todos, que hay, desde luego, motivos para no abdicar. Pero hay que dar a la gente un mensaje de esperanza. El desistimiento es la antesala de las mayores degradaciones democráticas.

P: –Ha citado la igualdad, la solidaridad… ¿Son principios clásicos que ya no defiende la izquierda?

R–Hay diferentes izquierdas. Hay una izquierda que ya no piensa críticamente sobre el mundo de hoy. Están pasando cosas: un crecimiento de las desigualdades, una concentración del capital en pocas manos, el tema de la inteligencia artificial… No hay soluciones mágicas, pero sí hay que pensar críticamente. Pero hay un izquierda, hoy, empeñada en blanquear todas las identidades diferenciales. No la común, la ciudadanía. O la clase social, que tenía un papel de centralidad para la transformación colectiva. La izquierda buscaba la emancipación de todos. No del negro, del gay o del estudiante de Eton College, sino del conjunto de la sociedad política. Y en España tenemos una particularidad: la ruptura de la comunidad política. Levantar una frontera étnica identitaria para que millones de personas pierdan sus derechos de ciudadanía en una parte del país. Esa complicidad con fuerzas ultra reaccionarias creo que es la manifestación más delirante de ese naufragio de las izquierdas oficiales.

P: –¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

R –Hay muchas causas. En parte hay una victoria de las izquierdas, en el sentido del paisaje moral compartido, como las 40 horas semanales, la prohibición del trabajo infantil…, una serie de conquistas que gran parte de la derecha acepta. Pero también hay una parte de fracaso, ya que el programa histórico de las izquierdas no se ha realizado del todo, y hay un intento de sustitución, al entender que la parte de la derrota obligaba a repudiar la tradición materialista, racionalista. Un error. Y llevó a la izquierda a renunciar, por ejemplo, a la clase social para sustituirla por un populismo identitario postmoderno y en el que todo es un constructo cultural.

P: –Pedro Sánchez ha reeditado el gobierno de coalición con Sumar. Desde la izquierda, ¿está satisfecho?

R–Pues no. Me parece bastante indignante. Y no porque yo haya votado a la derecha, que no lo he hecho. Y no porque yo albergara la esperanza de un gobierno PP-Vox, que no lo quiero. Es que esa dicotomía es falsa. No quiero un gobierno PSOE-Sumar a toda costa, pasando por una serie de peajes intolerables y reaccionarios.

P: –¿Se refiere a la amnistía?

R–Sí. Desde el punto de vista de la igualdad jurídica, cómo explicar a un cliente mío de clase obrera, por el turno de oficio, que ha delinquido por responsabilidad propia, pero que en el contexto familiar, social, económico, pues igual ha estado con todas las cartas marcadas en la vida… A esa gente ni se le indulta, ni se le cambia la ley, ni se le amnistía, eso es inimaginable.

P: –Sánchez lo hace «por el reencuentro» y «de la necesidad, virtud»…

R–¿La reconciliación, con quién? ¿Con la Cataluña postergada? ¿Con la que sufre el ostracismo? ¿Con los nacionalistas? ¿Con los perseguidos? ¿Con los que no pueden escolarizar a sus niños en la lengua común? ¿La legítima representación de Cataluña es el nacionalismo catalán? ¿La legítima representación del País Vasco es el nacionalismo vasco? La legítima representación de España, ¿quién es? ¿Javier Ortega Smith? Creo que habrá otras opciones, ¿no?

P: –El marco nacionalista que el PSOE acepta y defiende…

R–Es muy tramposo y muy espurio. Sí, el PSOE ha comprado el marco nacionalista. Y establece un estatus de impunidad y de privilegio. Y envía un mensaje: lo que han hecho ustedes, independentistas, está bien hecho. Borramos los hechos, los blanqueamos y los legitimamos.

P: –En política, ya no importa la palabra, ni la verdad.

R–El criterio de verdad ha quedado completamente devaluado. Ahora se puede retorcer a conveniencia y, además, se justifica. Han sacado a pasear a José Luis Rodríguez Zapatero, gran referencia, también, si me permite la ironía, del progresismo por todos los flancos, para justificar lo injustificable. Además, como no se explican las cosas, la gente compra el lema de que «votar, no es un delito». Ya, pero es que se está votando levantar una frontera. Se está votando que dejen de poder votar millones de personas. Eso es lo que se vota. La exclusión. Esa es la gravedad del asunto. ¿Por qué no pueden votar solo los catalanes? Porque los titulares de la soberanía política son todos los españoles. Eso es una unidad de decisión conjunta y de justicia distributiva. De eso va un Estado.

P: –Hay una izquierda, parece ser, que no lo entiende.

R–Me parece aberrante que no lo entienda, pues quien más necesita los instrumentos públicos, lo común, para corregir las desigualdades, para garantizar los derechos de todos son los más desfavorecidos. Hay tres ejemplos claros de la confederación en la que entramos. Uno, la quiebra de la caja única de la Seguridad Social; dos, la ruptura de la hacienda común; y tres, la partición del mercado laboral.

 P: –¿Habría que centralizar competencias, entonces?

R–Desde El Jacobino hablamos de armonización, que no tiene nada que ver con acabar con la diversidad cultural. No hay ninguna peculiaridad en España que no exista en Francia o Alemania. La organización territorial tiene que servir al bien común, al principio de igualdad, al sostenimiento de los servicios públicos y a la garantía de los derechos. La sanidad y la educación deberían legislarse solo en el Congreso. Y la fiscalidad, también.

ABC (24.12.2023)