Páginas de la herida
En una sociedad mayoritariamente bilingüe -aunque de forma minoritaria aparezcan hablantes de muchas más lenguas que merecerían una consideración especial- plantear un modelo lingüístico que prime una lengua sobre los derechos y libertades de los ciudadanos, porque se pretende proteger una identidad basada en la lengua y su permanencia en un territorio, es simplemente expulsar a otros ciudadanos de un espacio de igualdad respecto a derechos y libertades. Eso, en términos de democracia, no es aceptable y además es una fuente de inestabilidad que tarde o temprano irá en contra de las libertades, de los derechos y del bienestar. ASEC/ASIC, “La Cataluña que queremos para el siglo XXI”.
Rebelión (14.11.2020)