En Cataluña hasta Pablo Hasél es ‘procés’

En Cataluña hasta Pablo Hasél es ‘procés’

Mentira me parece que unos cientos de profesionales del vandalismo generen más opinión que la fuga de cerebros y el desaprovechamiento de jóvenes que ni queman contenedores ni saquean comercios

En estos últimos días, toda España, pero más que ninguna otra ciudad Barcelona, ha sido escenario de un buen número de protestas tras la detención de un rapero que ha empezado a ser conocido precisamente tras esa detención. Un chico de clase alta que si por algo sonaba, era justamente por su poca inclinación a respetar la libertad de expresión de los otros y la diversidad de ideas, a la vista de que proponía matarlos.

Conforme han ido pasando los días, las demandas sociales tras esas protestas se han enturbiado, demasiados grupos e intereses mezclados para que nosotros, pobres mortales, sepamos qué están pidiendo esos jóvenes airados ocultos tras pasamontañas que se han dedicado a destrozar mobiliario urbano. Ni siquiera teníamos a nuestros gobernantes autonómicos explicándonos qué estaba pasando. Casi una semana ha tardado en salir a dar la cara Pere Aragonès, nuestro desaparecido presidente de la Generalitat en funciones, para apuntar: “El saqueo de comercios y el enfrentamiento con servidores públicos no es derecho a la manifestación”.

Tal vez por todo lo anterior, cuando el otro día en TV3, una televisión occidental del primer mundo, tras la séptima jornada de protestas en Cataluña, entrevistaban para hablar de las revueltas en el programa Tot es mou a una colaboradora, blanca de clase acomodada, agucé el oído a ver si acababa de entender qué pasaba en nuestras calles y qué reivindicaciones había detrás. La chica confirmaba que en las calles se respondía con violencia, “una violencia justificadísima”, señalaba, al machismo, a la inseguridad, a la falta de futuro… y al poco puntualizaba “hablo como hija del procés (…) en 10 años no ha pasado nada, solo se nos ha traicionado”, añadía ahora también el procés a su explicación y acababa diciendo que nos preparáramos, que los jóvenes de hoy no tienen nada que perder.

Poco hay que discutir si afirmo que todo esto parece guisado a fuego lento en la cocina de la frustración del procés, ella misma aseguraba que seguían porque no había pasado nada (o sea, no éramos independientes, se entendía entre líneas). Y lo peor, parece que le está pidiendo a unos políticos que son incapaces de garantizar la seguridad en la capital que se atrevan a hacer algo para gestionar un Estado. Un discurso vacío de contenido político, en el que ni se menciona la libertad de expresión. Una chica que solo se preocupa de su propia libertad de expresión, y que, claro, los que piensan distinto estaremos obligados a escucharla, contenedores ardiendo mediante. Un pastiche argumentativo en el que viene a decir que por culpa del machismo y de que el procés no avanza protestan por el encarcelamiento de un rapero destruyendo maceteros municipales y rompiendo escaparates del barrio de Gràcia, y se enfrentan a golpes con la policía del gobierno que también apoya el procés.

Bien.

Aclaremos, antes de seguir, que la joven que interviene y que no tiene nada que perder está, sorpresas te da la vida, a sueldo de la CCMA. Sin ir más lejos ha cobrado 9.510 euros por sus intervenciones en medios de comunicación catalanes. Si no fuera un tema tan serio ironizaría diciendo que podría será la protagonista de la canción de Jeanette: “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”. Pero en esta versión de 2021 habría que añadir que “además me pagan por ello”.

Mentira me parece que unos cientos de profesionales del vandalismo urbano generen más opinión que la fuga de cerebros y el desaprovechamiento de talento de muchos de nuestros jóvenes que ni queman contenedores ni saquean comercios. Poco más puedo añadir, está claro que detrás de todos los actos destructivos que hemos estado viendo estos días hay muchas cosas, demasiadas, tal vez, pero no hay ideología. Y, desde luego, no hay ideología de izquierda (como también hemos visto que no hay clase obrera detrás del voto independentista), que es la queja del que lo tiene todo, del mismo grupúsculo que ha conseguido que acabe subiendo la derecha, y lo peor, como dijo Zizek, es que: “La subida del fascismo es el fracaso de la izquierda, pero también una prueba de que había un potencial revolucionario, una insatisfacción que la izquierda no ha sido capaz de movilizar”.

España les ha engañado dejándoles sin futuro profesional ni laboral, lo que ahora les falta descubrir es que Cataluña les ha engañado con una república independiente que es mentira.

El País (25.02.2021)