La percepción de la desigualdad se traduce en una desafección democrática por cuanto se ve como ilegítima la jerarquía social y, de rebufo y como vimos a propósito de Weimar, se traduce, puesto que el modelo neoliberal ha desarticulado las agencias de intermediación dando lugar a una atomización social, en una demanda de liderazgo autoritario justiciero. La emocionalidad reactiva contra la inmigración se convierte así en una suerte de salario psicológico que compensa por conversión material-simbólico la avería del ascensor social.
[Artículo conjunto de Martín Alonso Zarza || Sociólogo || y Francisco J. Merino Pacheco II Profesor de Geografía e Historia en el IES Alberto Pico de Santander]
Crónica Popular (7.03.2021)