¿Y en qué nos equivocamos? ¿Dónde y cuándo metimos la pata hasta el fondo? (I)

¿Y en qué nos equivocamos? ¿Dónde y cuándo metimos la pata hasta el fondo? (I)

[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo de la IES (identidad étnica sobrecargada) y el soberanismo excluyente (y sus sistemas afines liganordistas)

Nos equivocamos al aceptar babeando aquello de que era catalán quien vivía y trabajaba en Cataluña (¿eran alemanes entonces los catalanes que trabajaban en Düsseldorf?), agradecidos por la humanitaria concesión de aquella burguesía que nos explotaba en fábricas, bancos y servicios y construía y vendía, con enormes beneficios, pisos de 45 metros cuadrados en calles sin asfaltar y sin servicios, destinados a los recién llegados, allí, donde la ciudad perdía su nombre según escribieron algunos escritores nuestors. Casa nostra, decían también, es casa vostra, sin indicar qué parte de la “casa” nos estaba destinada. Por lo demás, y en buena lógica, aquel lema tenía implicaciones nunca señaladas: Jodi Pujol, Millet y los otros de las 400 familias no eran entonces catalanes. Nunca trabajaban. Tampoco sus herederos. Se limitaban a ordenar, contactar y mandar.

Rebelión (25.02.2017)