El enfado argelino con España, una pataleta histórica

El enfado argelino con España, una pataleta histórica

Queramos o no, el plan de autonomía del Sáhara es la única alternativa factible. Ahora bien, es evidente que Sánchez ha cedido al chantaje de Mohamed VI a cambio de controlar la presión migratoria sobre Ceuta y Melilla

El apoyo de Pedro Sánchez al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental tiene diversas derivadas, y una de ellas es el enorme enfado de Argelia con el anuncio de un doble castigo: una próxima subida del precio del gas, que solo afectaría a España y un acuerdo especial con Italia, que se convertiría en el punto de entrada de ese crucial hidrocarburo para el conjunto de la UE en detrimento de nuestro país.

Que el Gobierno español haya abandonado la neutralidad sobre el futuro de su excolonia para alinearse con la solución propuesta por Marruecos, un plan de autonomía que también apoyan Estados Unidos, Alemania y Francia, ha sido calificado de “traición” por Argelia, el más firme y decidido aliado del Frente Polisario desde 1973. El conflicto del Sáhara no solo está enquistado desde hace casi medio siglo, sino que el reino alauita ha conseguido colonizar entre tanto ese territorio, mientras que internacionalmente no ha sufrido jamás ninguna presión real desde el Consejo de Seguridad de la ONU para llevar a cabo un referéndum de autodeterminación. 

Queramos o no, España muy poco puede hacer, y el plan de autonomía es la única alternativa factible, sin olvidar por otro lado que necesariamente mejoraría las condiciones de vida del castigado pueblo saharaui. Ahora bien, es evidente que Sánchez ha cedido al chantaje de Mohamed VI a cambio, entre otras cosas, de controlar la presión migratoria sobre Ceuta y Melilla. Pero el enorme enfado de Argel con España no se entiende bien sin la rivalidad regional que le enfrenta a Marruecos, inicialmente por la delimitación de las fronteras entre ambos estados, y que ha ido creciendo hasta el punto de que hoy son declarados enemigos. Tampoco se comprende bien el enfado argelino sin analizar por qué España prefirió abandonar el Sáhara Occidental en 1976 en beneficio del reino alauita, en un momento en el que también la españolidad de las Canarias estaba en duda. Argelia es una república de origen socialista que desde su independencia en 1962 ha ido virando hacia un nacionalismo panislamista apoyado en una casta militar. Tras ganarle la guerra a Francia, se convirtió en un faro de los movimientos de descolonización, y entre otras muchas causas socorrió al minoritario independentismo canario y al nacionalismo saharaui.

El Periódico (15.04.2022)