Cataluña: De aprecios y menosprecios

Cataluña: De aprecios y menosprecios

En definitiva, hay que huir del círculo vicioso en que los secesionistas han conseguido meter la política de este país. Si les da por plantar cruces, como suelen hacer últimamente, que sean sus pretensiones las que entierren bajo ellas, no las mil cuestiones sociales que el país tiene pendientes de solución. Si llaman «fascistas» a todos aquellos que se les oponen, ninguna necesidad hay de responderles con grandes argumentos: basta con dejar que el insulto suene a hueco al rebotar en la realidad cotidiana de una vida colectiva más pendiente de resolver los problemas reales que de mirarse el ombligo. Lo peor que se puede hacer con Narciso es responderle como hizo Eco. Porque, en efecto, «no hay mayor desprecio que el poco aprecio».

Crónica Popular (17.08.2018)