En definitiva, no se vislumbra en el medio plazo ningún síntoma de distensión del conflicto nacionalitario. Por el contrario, con el citado calendario de movilizaciones todo apunta a una profundización de la división de la sociedad catalana; especialmente, cuando el sector de la misma representado por Ciutadans no desaprovechará ninguna oportunidad para contestar las acciones del movimiento independentista en la infernal lógica de acción/reacción. Un panorama que compromete seriamente las perspectivas de “normalización” política auspiciadas desde el gobierno socialista. No parece que sus ofertas de ampliación del autogobierno o de recuperación del Estatut del 2006 tengan ningún interés para los actuales dirigentes de la Generalitat.
El Viejo Topo (2.09.2018)