Archivos del Autor: Félix Ovejero

Defendamos la República

Defendamos la República

Si quieren un ejemplo preciso de republicanismo, relean el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017. Allí están todos los mimbres: la defensa de la Ley, de la Constitución y de la Democracia. Y sobre todo el recuerdo de que los poderes públicos no están al margen de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico. 

Precisemos. El republicanismo es una teoría de la libertad: los ciudadanos son libres cuando no están sometidos a intromisiones arbitrarias, tanto reales como potenciales. No es libre el siervo al que su señor le impide escoger una pareja pero tampoco lo es al que se lo permite, sujeto como está a la voluntad ajena. Aunque no se ve interferido, no por ello abandona la condición servil. Quien es libre porque se lo consienten no es libre. Cuando un poder puede actuar arbitrariamente no hay libertad. Si alguien puede, según le plazca, impedir a algún otro hacer o decir lo que quiere, no hay libertad.

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Anatomía de un trastorno normalizado

A Quitllet se la nombra no a pesar de ser independentista, sino porque lo es

Anatomía de un trastorno normalizado

He esperado unas semanas a ver cómo se recibían dos locuras de nuestro ya de por sí bastante desquiciado paisaje político: la vindicación de Zapatero de ministros independentistas y el nombramiento de una periodista independentista, Rosa María Quitllet, como jefa de los informativos de RTVE en Cataluña. La dos relacionadas. La reclamación del primero encuentra su traducción en el cargo de la segunda: la gestión y la defensa de la vida de todos depositada en quienes proclaman su intención de destruir la comunidad compartida. Tampoco es una novedad: el ministro de Universidades celebró el pasado octubre el vandalismo independentista.

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Miénteme (con muchos números) y dime que me quieres

Miénteme (con muchos números) y dime que me quieres

El autor subraya que mal podían planificar nuestros dirigentes ante la grave crisis cuando ni siquiera tenían un mapa de la situación, los datos básicos

Naturalmente, un gobierno sin afán de verdad no tenía problemas para cebar nuestra fantasía con ilusión de rigor, con esas invocaciones a “la ciencia”, que ya por su simple construcción sintáctica confirmaban su ignorancia acerca de en qué consiste la ciencia. Decían saber e iban a ciegas. Mal podían planificar cuando ni siquiera tenían un mapa de la situación, los datos básicos. Aunque, bien es verdad, una parte de la culpa no era suya sino de un sistema autonómico incapaz de compartir el historial clínico de sus ciudadanos y en el que cambiar de comunidad es como cambiar de país.

Las predicciones resultan complicadas. Pero nosotros nos resistimos a aceptarlo. Uno de los premios Nobel de Economía más indiscutidos, Kenneth Arrow, ilustraba esas dos circunstancias con su experiencia como meteorólogo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando quiso convencer a sus superiores de la inutilidad de sus informes: “Los estadísticos que había entre nosotros verificaron las previsiones y descubrieron que no diferían del azar. Los propios encargados de preparar los pronósticos estaban convencidos de tal extremo y pidieron que dejaran de hacerse. La respuesta decía aproximadamente lo siguiente: “El general en jefe es consciente de la inutilidad de las previsiones meteorológicas. Sin embargo, las necesita por motivos de planificación”.

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Pactar en el desierto

Pactar en el desierto

Se puede ser consistente en la inconsistencia. Es el caso de nuestro degradado PSOE, desde aquel memorable “los independentistas no pueden ser en ningún caso aliados nuestros, ni para una moción de censura”, de Ábalos, hasta los recientes “con Pablo Iglesias a ningún lado” o “no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”, de Sánchez. No se trata de correcciones de programa ante cambios en el mundo como la de Zapatero en mayo del 2010, asumida incluso con épica: “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”. Sánchez anda más cerca, si acaso, de las inconsistencias pragmáticas del propio Zapatero cuando, en los mismos días en los que –naturalmente avalado por estudios de disciplinados académicos— se escandalizaba ante la crispación del PP, convenía en la necesidad de crispar a la opinión pública en obsceno compadreo con un periodista propicio a las homilías. Pero ni siquiera: la “pillada” con Iñaki Gabilondo, amén de mostrarnos las sórdidas entrañas del buenismo, se podía cargar en la contabilidad de las escaramuzas de campaña.

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Cuando se acaba el recreo

Cuando se acaba el recreo

El autor lamenta que, en la hora de los arqueos contables, las planificaciones y hasta de la genuina ingeniería social, haya palabreros que deben pilotar decisiones que no abandonan la agitación y la propaganda

Ojalá esta pesadilla, que se va a llevar a tantas vidas por delante, se lleve también tanta palabrería hueca y recuperemos la dignidad de las palabras sencillas, “secas como el esparto”.Sí, la España de Cervantes.

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El Mundo (10.04.2020)

Madurar en 24 horas

Madurar en 24 horas

¿Se acuerdan de Un enemigo del pueblo, la obra de Ibsen, o de Tiburón, la película. Los del pueblo ocultaban el problema para no espantar el turismo. Pues eso. Allí estaba la explicación de la resistencia de hace pocas semanas a suprimir sus festejos. Salvo que se vayan a producir fallecimientos masivos y fulminantes entre los votantes locales, ninguna comunidad autónoma tiene incentivos para mostrar un problema (sanitario, como el coronavirus) si los beneficios de escamotearlo se distribuyen de manera inmediata entre esos votantes y los costes se diluyen en una población, los turistas, que no votan y que, en pocos días, se volverán a sus lugares de procedencia. La decisión, naturalmente, la deberá tomar el gobierno central.

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Cataluña: la victoria de la ficción

Cataluña: la victoria de la ficción

El autor lamenta que, con la llegada del nuevo Gobierno de coalición en España, el nacionalismo catalán se ha rehecho

Les confieso que, en las horas más cenizas, algunos no evitamos una pregunta contrafáctica: si volvieran a intentarlo, ¿qué haría el Gobierno? Yo, de naturaleza confiada, no dudo de que el gobierno cumple la Constitución, de lo que no estoy tan seguro es de la otra parte del juramento, de que obligue a cumplirla.

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El Mundo (10.03.2020)

Variantes conservadoras

Variantes conservadoras

La buena disposición intelectual atiende antes al cómo se defiende que al qué se defiende. Las instituciones se han de medir por sus resultados y las ideas o las propuestas por la calidad de los argumentos que las sostienen. Por eso resulta tan reaccionario el “de qué se habla que me opongo” como el “de qué se habla que me apunto”. En ambos casos se procede por reacción, sin pensar. Irracionalmente.

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El Mundo (6.02.2020)

Los mimbres reaccionarios del Gobierno de progreso

Los mimbres reaccionarios del Gobierno de progreso

El autor se asombra de que se intente vender como progresista un Ejecutivo que va a estar en manos del PNV y de ERC, dos partidos en los que se da la peor combinación: la etnia al servicio de los privilegios

Durante los últimos cuarenta años no han hecho otra cosa que sembrar los cimientos institucionales –con las políticas lingüísticas en primer lugar– de la nación imaginaria que justificaría levantar fronteras y convertir a conciudadanos en extranjeros. Pues bien, el gobierno de todos los españoles se va urdir con estos mimbres: etnia, privilegios y desigualdades. Exactamente aquello contra lo que se forjaron las ideas de izquierda desde la Revolución Francesa. Ver para creer.

[Se puede leer el texto entero del artículo en este enlace]

El Mundo (3.01.2020)