La tercera España, por democrática, era republicana. Por las mismas razones que hoy defiende a Felipe VI y duda de los republicanos.
El mes pasado, a cuenta de anual recordatorio de la Segunda República, David Mejía entrevistó a Andrés Trapiello. La entrevista, como todas las de Mejía, no tenía desperdicio. Claro que, esta vez, el entrevistado facilitaba las cosas. Las entrevistas con el autor de Las armas y las Letras son un festín. El destacado de la entrevista, que acostumbra a mostrar la temperatura moral de los entrevistadores, podría justificar varios congresos académicos o, si quieren, por referirme a cosas más serias, figurar en el frontispicio del Congreso de Diputados: “Los valores republicanos están hoy mejor defendidos por la monarquía que por la mayor parte de la izquierda y los nacionalistas”.