Archivado con la Etiqueta: Félix Ovejero

El lugar de la tercera España

El lugar de la tercera España

La tercera España, por democrática, era republicana. Por las mismas razones que hoy defiende a Felipe VI y duda de los republicanos.

El mes pasado, a cuenta de anual recordatorio de la Segunda República, David Mejía entrevistó a Andrés Trapiello. La entrevista, como todas las de Mejía, no tenía desperdicio. Claro que, esta vez, el entrevistado facilitaba las cosas. Las entrevistas con el autor de Las armas y las Letras son un festín. El destacado de la entrevista, que acostumbra a mostrar la temperatura moral de los entrevistadores, podría justificar varios congresos académicos o, si quieren, por referirme a cosas más serias, figurar en el frontispicio del Congreso de Diputados: “Los valores republicanos están hoy mejor defendidos por la monarquía que por la mayor parte de la izquierda y los nacionalistas”.

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La democracia, un lujo

La democracia, un lujo

El autor analiza el populismo de las democracias y reconoce que las sociedades no dudan en sacrificar libertades y derechos cuando vienen mal dadas

Las instituciones son diseños humanos para conseguir objetivos. Las instituciones políticas, en particular, se justifican por su capacidad para reconocer y solucionar nuestros problemas colectivos. Una caracterización austera que, sin embargo, está lejos de ser compartida, pues no faltan quienes asumen una visión esencialista de la política, como un modo de realización de los talentos humanos. La interpretación escolar del zoon politikon: la política como actividad creativa y, por tanto, la participación buena por sí misma.

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Las ligas menores

Las ligas menores

Una explicación centralista de la Presidencia del Gobierno es mercancía averiada que el nacionalismo ha puesto en circulación y que tantos compran sin tasar. Otra más.

Si no me fallan las cuentas, Aznar es el único presidente de Gobierno de la democracia que previamente había sido presidente de una comunidad autónoma. Antes de acudir a la explicación previsible, el centralismo, entretengan unos minutos en recordar la procedencia de los inquilinos de la Moncloa. Madrileños, dos. La explicación centralista es mercancía averiada que el nacionalismo ha puesto en circulación y que tantos compran sin tasar. Otra más.

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Desconfíen de este artículo

Desconfíen de este artículo

Casi todo lo que damos por supuesto no se corresponde con lo que manifiestan las investigaciones

En estos días geopolíticos ha circulado una infografía que, mediante una serie de círculos de diverso diámetro y coloración, inventariaba distintas cadenas causales a partir del inicio de la invasión rusa. Tonalidad y tamaño transmitían información sobre la probabilidad (segura, alta, media y baja) de que un acontecimiento desembocara en el siguiente. Así, por citar uno entre tantos hilos, al estallido de la guerra le seguía el caos de la economía ucraniana, la caída de sus exportaciones, el hundimiento de la agricultura, el aumento de los precios de los alimentos y diversas presiones inflacionarias en el mundo entero. La cartografía se complicaba -o matizaba- aún más porque muchos círculos estaban en el origen de varias tramas causales diferentes: las restricciones al gas ruso en Europa tenían consecuencias económicas, pero también en políticas ambientales que favorecían al Partido Republicano en Estados Unidos. Aún más, en muchos casos, las secuencias se interferían y amplificaban. En total, cerca de un centenar de círculos que, si se considera la trama de interacciones, daría pie a varios miles de historias posibles del mundo.

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La complicada libertad de expresión

La complicada libertad de expresión

El problema no radica en que sean buenos o malos, en que se comprometan en las buenas causas o con las indecentes, sino en el hecho de que puedan decidir cuáles son las buenas causas: qué es lo importante es precisamente lo que nos corresponde decidir a los ciudadanos, el debate que se nos hurta. Al menos si nos preocupa la libertad de expresión y la democracia.

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La batalla por el relato (con Félix Ovejero)

La batalla por el relato (con Félix Ovejero)

En las últimas décadas parece haberse producido un desplazamiento de las ideas defendidas tradicionalmente por la izquierda, apunta Félix Ovejero, Doctor en Economía y Profesor de filosofía política en el Universidad de Barcelona. Para este analista, el énfasis en los aspectos identitarios, la defensa de tradiciones, la complacencia con ideas irracionales, la crítica del progreso, la desconfianza respecto a la ciencia y el aliento de los nacionalismos, entre otros ha supuesto un cambio, en aparente paradoja, con la mayor parte de las reivindicaciones históricas de la izquierda. Este segundo encuentro del ciclo ‘Así se escribe la Historia’ coordinado por el Investigador del Csic, Javier Moscoso, pretende dar forma a la creación del relato político y social que se hace de los acontecimientos históricos por parte de los intelectuales emplazados a rescatar una mirada más limpia del mundo.

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Sectarismo con amor

Sectarismo con amor

Nuestra izquierda ha abusado hasta la fatiga de ese “argumento” –que es la negación de la posibilidad de argumentar—que descarta el diálogo “porque tú no lo puedes comprender”. Asoma, inmediatamente, en el nacionalismo y, más elaboradamente, en el feminismo de última generación, en particular en algunas interpretaciones de lo que se da en llamar perspectiva de género, disparatadas y contradictorias.

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A Garzón lo que es de Garzón

A Garzón lo que es de Garzón

En el fondo, nada nuevo: no hay buen mercado sin Estado. Aunque sin Estado, claro, puede haber mercado. O algo parecido. En la Rusia de Yeltsin, por ejemplo, cuando todo se podía comprar y vender: jueces, policías, propiedades públicas. Ya saben cómo acabó aquello.

Por una vez, Garzón no solo dijo majaderías. O no más que el ministro alemán de agricultura o el PSOE en su Plan 2050, un instrumento de propaganda, sin duda, pero con páginas redactadas por investigadores competentes. Dio lo mismo: las reacciones se desataron entre muchos que ni se molestaron en leer sus palabras. Las del PSOE, descalificándolo, eran previsibles: todo les da lo mismo, comenzando por las ideas, por sus ideas, si es que las tienen y no son solo una trama de intereses. Por lo demás, se entiende: Garzón se lo había ganado a pulso.

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