Globalización es ante todo libre circulación de capitales y mientras esta subsista los sistemas fiscales se irán haciendo cada vez más regresivos, y mientras las deslocalización sea una amenaza, los salarios permanecerán estancados o perdiendo incluso poder adquisitivo. Estos días hemos tenido un buen ejemplo con la factoría de Opel en Zaragoza ¿Cómo no van a incrementarse las desigualdades y las divergencias sociales? Los mandatarios internacionales a menudo parecen zombis, muertos vivientes. Aun no se han dado cuenta que con la Globalización, con su renuncia, el poder no se encuentra ya en ellos, sino como hace veintidós años les dijo Tietmeyer, en los mercados.
República (1.02.2018)