Para avanzar en la construcción de una democracia humanista, social y crítica
Reseña de Jordi Mir Garcia, 5 años del 15M. Movimientos sociales. Construyendo democracia, Vilassar (Barcelona), El Viejo Topo, 2016
La observación: al hablar de legitimidades y legalidades nos encontramos, apunta JMG, que la idea de la desobediencia civil no violenta ha desbordado los espacios autopresentados como de orden y nos encontramos a todo un presidente (profundamente neoliberal) de la Generalitat (el hijo político de Jordi Pujol, el que se rió en sede parlamentaria de la forma de hablar castellano de los niños andaluces y gallegos) que la plantea «como una posibilidad aunque finalmente opte por la astucia». Cita entonces JMG unas palabras de Mas -«La tarea de los buenos políticos es soldar la legitimidad con la legalidad»- y comenta que quizá haya sido una de las frases más brillantes «del presidente Mas en el debate de política general». Lo serían si el que decidió ir agazapado en la candidatura «Junts pel sí», el preferido de doña Marta, tuviera la bondad machadiana-brechtiana del profesor-precario de la UPF. Pero no es el caso, desde luego que no es el caso: la legitimidad a la que alude el amigo de Oriol Pujol no es legítima propiamente y la legalidad es entendida por él de forma meramente instrumental, retorciéndola hasta la inversión, siempre y cuando la situación lo requiera. en beneficio suyo, de su grupo político, de la «gran causa» y de los intereses de las 400 familias con mando en plaza a las que aspira y pretende representar.
Rebelión (22.12.2016)