El modelo lingüístico presentado por los guardianes de la identidad étnica de Cataluña tiene 72 páginas, pero ni una sola novedad. Sólo es la última treta de los guardianes de las esencias identitarias para frenar la ola de protestas de padres, cada vez más estructuradas judicialmente, contra el despotismo de la inmersión lingüística.
[Enlace al texto al que se hace referencia: “El model lingüístic del sistema educatiu de Catalunya”]
El intento de golpe institucional a la democracia marcó el límite. Millones de personas tomaron conciencia, que los gobiernos nacionalistas les habían engañado y excluido. Su deslealtad con España dejaba al descubierto, no sólo el intento de destruir la nación, sino el secuestro de la escuela.
Ahora, que ven en ciernes una rebelión contra el modelo de inmersión lingüística, quieren dar cuerda, crear un ambiente de mayor tolerancia, hacer creer que en los centros dónde se vea la necesidad de reforzar la lengua española, tendrán la facultad de tomar las medidas pertinentes. Sin medidas concretas, sin normas evaluables, sin recursos. Pura farfolla. Una mentira más. Eso sí, envuelta en una insufrible retórica de términos que no significan nada y lo ocultan todo. Por ejemplo, para disolver la oficialidad del castellano, la diluyen en 200 lenguas más. Con esa jerga insufrible de palabras floreros, hablan de “potenciar enfoques inclusivos, plurilingües e interculturales” para que, al final, todo se siga haciendo únicamente en catalán. Esa es su pluralidad. Algunos hechos. Siguen sin permitir a los padres el “derecho a decidir” la lengua vehicular de sus hijos, siguen sin cumplir la sentencia del TSJC de impartir, al menos, el 25% de las horas lectivas en castellano, ni la tercera hora de la asignatura en español, ni libros bilingües… Y todo ello, en un entorno escolar donde se ha borrado todo vestigio de la lengua de Cervantes.
No se dejen enredar, todo se reduce a su slogan más insultante: “Per a un país de tots, l’escola en català”. Algunos medios y el PSC están en el ungüento, pero no hay cambio, sólo engaño.
Si tienen alguna duda, partan de su premisa primera: ¿Qué debemos hacer para lograr que el castellano deje de ser una lengua de uso en Cataluña”? Y verán que es una treta más, el último truco para seguir imponiendo una única identidad lingüística, sin que se note el cuidado.
ABC (28.10.2018)