Fin del juicio de las plañideras
Cuando a un niño se le permite hacer lo que le viene en gana, se le está convirtiendo en un déspota. Inconsciente de esa perversa educación sentimental, cree que el resto del mundo está a su servicio. En Cataluña llevamos 40 años sin aplicar la ley. No es extraño que toda una generación madura patalee convencida de que papá Estado la maltrata. ¡Dios, qué patéticos serían si tuviéramos políticos de Estado!
Libertad Digital (13.06.2019)