Comunicado desde la Izquierda sobre Meridiana Sin Cortes
Las organizaciones y entidades firmantes, enmarcadas en el ámbito progresista, democrático y de izquierdas, apoyamos la convocatoria del próximo viernes 15 de enero de la plataforma vecinal Meridiana Sin Cortes
Las organizaciones y entidades firmantes, enmarcadas en el ámbito progresista, democrático y de izquierdas, apoyamos la convocatoria del próximo viernes 15 de enero de la plataforma vecinal Meridiana Sin Cortes.
Defendemos sin ambages el derecho de manifestación y de libre expresión, así como el respeto a todas las opiniones y opciones políticas. Consideramos, de la misma manera, que toda reivindicación política es legítima si se plantea pacífica y democráticamente, con absoluta independencia de la mayor o menor simpatía que dicha reivindicación pueda despertarnos. Sin embargo, y con la misma claridad y contundencia, tenemos también que decir que todo derecho debe ejercitarse dentro de los límites marcados por el respeto a los derechos, igualmente respetables y legítimos, de terceras personas, que no tienen por qué sufrir ni tolerar una conculcación sistemática y continuada de los mismos.
En ese sentido, consideramos que los continuos cortes de tráfico en la Avenida Meridiana que tienen lugar desde hace 14 meses, protagonizados por un grupo muy pequeño de activistas del ultranacionalismo secesionista con la absoluta protección y aquiescencia del Govern de la Generalitat y la colaboración hipócrita del Ayuntamiento de Barcelona, no constituyen un acto de pacífica manifestación ciudadana ni de libre expresión de legítimas reivindicaciones políticas, sino una deliberada estrategia de imposición y de intimidación contra el conjunto de la ciudadanía, tanto la que comparte como la que no esas supuestas reivindicaciones, así como una intolerable agresión contra derechos básicos: contra los derechos básicos a la libertad de movimientos, al trabajo, al descanso y a poder hacer su vida normal de las miles y miles de personas –la inmensa mayoría pertenecientes a clases populares y trabajadoras– que deben desplazarse diariamente por dicha arteria por motivos de trabajo, de las que deben recibir atención médica en los diversos equipamientos médicos de la zona, y de las que viven en los barrios trabajadores que la misma atraviesa, que son las que soportan directamente este cotidiano suplicio.
Como hombres y mujeres de izquierdas, implicados en mayor o menor medida en una larga tradición de luchas vecinales, políticas o sindicales, somos perfectamente conscientes de que el ejercicio de ciertos derechos básicos como el de manifestación o el de huelga –conquistas históricas del movimiento democrático y de las organizaciones sociales y políticas de izquierdas– puede comportar, en muchas ocasiones, un cierto grado de perturbación de otros derechos legítimos como el de la libre circulación o el de libre desempeño de actividades económicas. Pero dicha perturbación debe ser siempre transitoria y proporcionada, no puede ser indefinida ni indiscriminada ni convertirse en una forma de coacción antidemocrática por parte de una minoría radicalizada contra la generalidad de la ciudadanía. Ni, muchísimo menos todavía, ser utilizada torticeramente por una parte de los propios poderes públicos, bajo el disfraz de “espontánea movilización ciudadana”, para tratar de sobrepasar sus legítimas potestades constitucionales ni su ámbito legal de competencias.
Y, finalmente, reivindicamos el carácter absolutamente transversal, plural, popular y espontáneo del movimiento que trata de recuperar la normalidad democrática y ciudadana en el entorno de la Avenida Meridiana de Barcelona. Rechazamos su patrimonialización por parte de ningún partido ni asociación de derechas ni de izquierdas, y denunciamos que cualquier intento de hacer creer lo contrario constituye un acto de desinformación y una mentira deliberada por parte de quienes sostienen una concepción excluyente y totalitaria de la política. Nadie hay tan fascistacomo quien pretende hacer creer que todos los que no piensan como él son fascistas. Nadie que trate de expulsar a los demás de los espacios públicos, físicos ni simbólicos, ni de imponer servidumbres de paso a quienes no acaten su voluntad o no compartan sus ideas, puede pretender honestamente que lucha por las libertades ni reivindicar para sí la condición de demócrata.
Por la libertad, por la convivencia ciudadana, y por el libre ejercicio de todos nuestros derechos y libertades, reivindicamos bien alto y claro: Las calles son de todos y de todas. Meridiana sin Cortes.
ACP – ASEC/ASIC – LR (enero, 2021)