Todo esto, en el fondo, se resume en una idea: la izquierda debe ser la encarnación viva de la democracia, del núcleo democrático que está en la base de la muy perfectible, pero muy valiosa, democracia formal al uso, con su división de poderes, su presunción de igualdad de derechos y sus mecanismos legales de defensa de esos mismos derechos
[Artículo conjunto de Martín Alonso Zarza || Sociólogo || y Francisco J. Merino Pacheco II Profesor de Geografía e Historia en el IES Alberto Pico de Santander]
Crónica Popular (19.04.2021)