El Gobierno de Pedro Sánchez acertó con los indultos en 2021, utilizando una potestad exclusiva del Ejecutivo, asumiendo un riesgo político en favor de un bien superior, mejorar el clima sociopolítico en Cataluña una vez que los condenados por el procés ya habían cumplido buena parte de la pena de cárcel. Ahora se trata de perdonarlos por completo legislando a futuro, lo cual es peligrosísimo y democráticamente inaceptable. Diferente sería que en el marco de una reforma a fondo del Código Penal para defender la Constitución frente a golpes posmodernos, la sedición se eliminara, y que como consecuencia de esa mejora los condenados del procés se beneficiaran. Pero no es así. Ahora se pretende ejecutar una especie de amnistía encubierta haciendo un uso torticero de la ley más importante después de la Constitución.
Crónica Global (16.11.2022)