Mil veces prefiero la Cataluña de quienes emigraron jugándose la vida, entre otros, la de los murcianos que luego bailaron sardanas y a quienes nunca se les regaló nada. Los derechos no son dádivas de nadie y éstos enarbolando banderas por delante son especialistas en recortarlos por detrás.
El Papel (2.05.2024)