Premios Nacionales para nacionalistas

Premios Nacionales para nacionalistas

Mi libro era crítico con el nacionalismo y en el jurado, con capacidad de veto, estaban presentes las comunidades autónomas con identidad propia. Las otras, no.

Hace unos años mi editor me llamó para contarme que un libro mío había sido preseleccionado para el Premio Nacional de Ensayo. Mi alegría duró el instante de un pálpito. Inmediatamente me dijo que abandonara toda esperanza: mi libro era crítico con el nacionalismo y en el jurado -con capacidad de veto- estaban presentes las comunidades autónomas con identidad propia. Las otras, no.

Me sorprendió. Siempre había creído que los criterios de composición de jurados de ensayos -si es que cabían las comparaciones- requerían especialistas en diversas disciplinas. Pero no, estábamos como cuando la «ciencia alemana» (deutsche wissenschaft) de los nazis. Pensamiento con gentilicio.

Años más tarde coincidí con un colega que había sido miembro del jurado de ese premio y me contó que acababan de premiar un ensayo en euskera que, salvo el representante de la comunidad vasca, nadie podía entender. Los demás se conformaron con un resumen en español de unas pocas páginas. No pude por menos que acordarme del chiste de Woody Allen: «Hice un curso de lectura rápida y leí Guerra y paze n 20 minutos. Va sobre Rusia».

Confieso que me deprimió la cachaza con la que mi respetado colega se recreaba al recordar aquella historia. Ha escrito con solvencia sobre asuntos éticos y teológicos y no ignora que lo importante al defender una tesis no es su contenido, el qué se afirma, sino el cómo, la secuencia de pasos que apuntala las conclusiones.

Me he acordado de esas historias al leer en el reciente informe de Hablamos Español: «La sorprendente cifra de escritores en lengua regional que obtienen premios nacionales». Entre otras cosas, allí nos recuerdan que, de los últimos ocho ganadores del Premio Nacional de Poesía, solo uno ha recaído en un escritor en la lengua común, la que tiene mayor peso demográfico. Y literario, que se sostiene sobre hombros de gigantes.

A la vista de estas historias, entenderán que, finalmente, me decidiera a indagar la composición del jurado. Y, en efecto, mi editor no me había engañado: allí, además de representantes de críticos, rectores, escritores, periodistas y del Ministerio de Cultura, y de la Real Academia Española, están presentes la Real Academia Galega, Euskaltzaindia y el Institut d’Estudis Catalans. Y el Centro de Estudios de Género de la UNED, que me olvidaba.

He repasado los nombres y les confieso que, salvo a Antonio Monegal, ganador del año anterior, solo conocía al representante de la Real Academia Galega: Manuel Rivas. Sí, el ganador este año del Premio Nacional de las Letras.

Lo que son las cosas.

El Mundo (25.11.2024)