A eso se resume ahora mismo dicha mesa. A un trágala que Sánchez y el PSOE han tenido que aceptar, haciendo de la necesidad virtud maquillada bajo la idea del “reencuentro”. Y a una maniobra de última hora de Torra para hacerse con su control, cortando en seco el protagonismo de ERC con el fin de relanzar a JxCat de cara a las próximas autonómicas exhibiendo intransigencia negociadora con un nuevo candidato efectivo que acompañe a Puigdemont. La mesa, pues, reducida a un mero artefacto electoral.
Crónica Global (26.02.2020)