(Página herida) Elogio del Manifiesto (y IV)
Mi madre, como probablemente las suyas, me enseñó un buen principio que he intentado seguir siempre: no alegrarse nunca con el dolor ajeno. Pero debo admitir que en determinadas ocasiones no es fácil estar a la altura de ese buen principio. Un ejemplo reciente: la sentencia de ayer jueves sobre el caso Laura Borràs. Sus declaraciones en el Parlament en la línea de siempre: victivismo, hispanofobia y ataque a Cataluña en su persona. ¿Quién puede sentir empatía por una persona así?
Blog de Salvador López Arnal (30.03.2023)