Los padres llevan a centros a la Inspección Educativa por impartir sólo hora y media semanal
Familias catalanas están denunciando a las escuelas de sus hijos ante la Alta Inspección Educativa tras detectar que, desde el pasado curso, reciben menos horas de lengua castellana de las legalmente establecidas, incluso en aplicación del modelo de inmersión lingüística, que fija en dos horas y media semanales las destinadas al aprendizaje de la lengua común.
No protestan, pues, estas familias por la no aplicación en todos los colegios de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que impone un 25% de castellano, esto es, de 5,26 horas semanales repartidas entre la clase de Lengua Castellana y Literatura y otra materia troncal impartida en español. Si no que lo hacen tras constatar que sus escuelas emplean diferentes ardides para no respetar, si quiera, la impartición residual de castellano que acepta la Generalitat.
Una de las prácticas denunciadas consiste en aglutinar en una materia denominada «área lingüística» la enseñanza del catalán y el castellano; lo que, según las denuncias presentadas por los progenitores a través de la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), supone privilegiar a la lengua autonómica y «sólo garantizar una hora y media específica de Lengua y Literatura Castellana en Primaria».
La escuela Els Llorers, de Barcelona, ha sido denunciada por este motivo, sin que ello haya supuesto un cambio en su manera de proceder, tal y como confirma a El Muindo el padre denunciante. El progenitor, que pide expresamente no revelar su identidad «para que su hijo no sea señalado», critica: «El número de horas estipuladas ya me parecen pocas, pero lo que ya me parece una tomadura de pelo es que encima no se cumplan».
La escuela, por el contrario, aduce que alcanza el mínimo legal de castellano a través de lecturas complementarias, sin que este argumento satisfaga al denunciante, que sigue instando a la Alta Inspección a que ahonde en sus pesquisas para forzar a que la situación de marginación lingüística se revierta.
Por la misma circunstancia ha sido denunciada la escuela El Garrigot, de Castelldefels, a la que también acusan de impartir 1,5 horas semanales de castellano en Primaria. También en este caso alega el colegio el empleo de actividades complementarias, como talleres de lectura y de escritura, para alcanzar el mínimo de español legalmente establecido, tras reconocer al inspector sólo una «hora específica de la materia de lengua castellana», según reza el informe al que ha tenido acceso este diario.
La escuela Arquitecte Jujol, de la localidad tarraconense de Els Pallaresos, también ha sido denunciada ante la Inspección Educativa y la Consejería de Educación de la Generalitat por «integrar las dos lenguas oficiales» en una misma «área», «pero con preferencia y decantación hacia el catalán». Lo que, según la familia denunciante, provoca una repartición «asimétrica» entre las dos lenguas que, «condiciona necesariamente el un tratamiento pedagógico subordinado, inferior y dependiente del castellano», que repercute en una «asignación insuficiente de 1,5 horas semanales».
“SON COMISARIOS POLÍTICOS”
Jesús Rul, que ejerció durante 32 años como inspector educativo en Cataluña, sostiene que esta situación viene motivada por «un argucia legal cocinada por el nacionalismo».
Argumenta Rul cómo la combinación de la LOE de 2006 y la Ley 8/22 que el independentismo aprobó junto al PSC para sortear la aplicación de la sentencia del 25% ha generado un escenario «totalmente envenenado.
La primera normativa fija en su artículos 6 y 18.1 la capacidad de organizar los aprendizajes en ámbitos, rompiendo la estructura de áreas curriculares. Y la legislación catalana determina que la única lengua vehicular es el catalán. «En la práctica, esto provoca que el castellano, que aparece como una lengua secundaria o subordinada, prácticamente desaparece del currículo o se imparte de forma prácticamente anecdótica». «Depende de la sensibilidad de cada centro y de cada profesor», añade, al tiempo que desconfía del papel de la Alta Inspección Educativa en Cataluña: «Está perdida. He estado tres décadas allí y es un órgano totalmente deglutido por el nacionalismo, no de inspección. Son burócratas y, los más adictos, comisarios políticos».
El Mundo (13.11.2024)