De modo que muchos ratones ultramodernos, más preocupados por descolonizar museos que por descolonizar Gaza, por ejemplo, han llevado el ingenio ratonil, desde el modesto precedente de aquel listillo de los tiempos de Esopo, hasta la cima del progresismo cool, dictaminando que la mejor manera de evitar los zarpazos del gato no es colgarle cascabeles ni enfundando sus garras en guantes, sino poner en torno a su cuello un vistoso lazo (multicolor, preferentemente)
Crónica Política (15.11.2024)