Vivimos en un mundo en el que los políticos pueden desafiar los hechos, inventárselos incluso, y no pagar ningún precio por hacerlo, consiguiendo así desacreditar la política y rentabilizar de la mejor manera la llamada posverdad
En abril de 2017, la revista Time publicó una noticia en portada en la que se preguntaba: “¿Está muerta la verdad?”, lo hacía a propósito de las fake news y tras realizar una entrevista a Donald Trump.