Políticas públicas que no aman a las mujeres
En pleno siglo XXI, algunas acciones que deberían estar pensadas para eliminar la violencia machista y facilitar la igualdad no siempre lo están. Tres noticias recientes me han puesto sobre aviso.
Cuando el escritor y periodista sueco Stieg Larsson publicó, en el lejano 2004, Los hombres que no amaban a las mujeres , la primera novela de su Trilogía Millennium, todos los lectores coincidimos en que el título, aunque largo, era acertado. Era evidente que la ultraderecha filonazi no podía amar a las mujeres y nos pareció acertado, como contraposición a la izquierda que sí nos amaba. La novela era ficción. Podría ser realidad, pero era ficción. Pero pasan los años y descubrimos, al contrario de lo que nunca hubiéramos imaginado, que, en el mundo real, no hace falta ser filonazi para no amar a las mujeres. En pleno siglo XXI, algunas políticas públicas catalanas relacionadas con las mujeres, que deberían estar pensadas a favor de la eliminación no solo de la violencia machista sino también para facilitar la igualdad entre mujeres y hombres, no siempre lo están.