La doctrina constitucional de Rufián
No nos engañemos. El recurrente debate sobre la Constitución no responde a una genuina preocupación por la pulcritud de su gestación sino a la necesidad de apuntalar la insensata prescripción: la solución de nuestros problemas exige reconocer las «realidades nacionales». Y es que nuestra extravagante izquierda considera como medida de calidad de la Constitución de un país su capacidad para allanar el camino a quienes aspiran a destruirlo como comunidad de justicia y de decisión.
El Mundo (5.12.2018)