En resumen, tenemos dos nacional-catolicismos envueltos en sus banderas, que en vez de ser un elemento positivo, en Cataluña y en toda España, para contribuir a la superación de los enfrentamientos históricos y a la defensa de unas condiciones de vida y de trabajo más dignas para las clases trabajadoras, son otro importante elemento para la división entre territorios, personas y clases.
¿Qué harán los buenos dirigentes religiosos cristianos, que los hay, y los cristianos de base, para defender soluciones justas a los problemas planteados? Este es el dilema. No pueden permanecer parados mientras todo se degrada.
Crónica Popular (8.02.2020)