Y así la aeronave del sistema imperante avanza inexorable hacia el punto de no retorno en el que, si no remonta el vuelo, acaba estrellándose sin remedio. Y de poco servirá para esa eventualidad el ridículo “kit de supervivencia” que la no menos ridícula Comisión presidida por la más ridícula todavía aristócrata prusiana de medio pelo (rubio teñido) nos aconseja tener a mano para que, convenientemente acojonados, traguemos con los nuevos créditos de guerra, al grito que dio título a una vieja y divertida película norteamericana de 1966: “¡Que vienen los rusos!” Con la diferencia de que en aquella ocasión se trataba de una sátira de la guerra fría. Ahora, en cambio, debido a la proverbial falta alemana de sentido del humor, pretenden que nos lo tomemos en serio…
Crónica Política (14.04.2025)