El espejismo de la izquierda confederal
La izquierda, cuyo proyecto consecuente pasa por priorizar los derechos de todos, es hoy como ayer incompatible con cualquier nacionalismo que promueva las identidades excluyentes y divisivas
[Este artículo recoge el parecer de la ASEC/ASIC sobre “la crítica de la izquierda de clase a la izquierda (falsa) identitaria”]
Mientras escribo, Jordi Turull, indultado tras la condena por sedición y malversación -condena que hoy sería inviable tras el cambio ad hoc de la ley en la pasada legislatura- afirma que Junts no dará gratis el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Miriam Nogueras ahonda en la misma idea: independencia y amnistía, como carta de presentación. Pero hay más: transferencia de rodalies, puertos y aeropuertos. Y, por supuesto, un pacto fiscal para Cataluña. Eso para empezar. Por ahí asoma el principio de ordinalidad, con el que, por cierto, tantas veces ha flirteado el PSC (y el propio PSOE), gran ganador de la jornada electoral: ya saben, el bloqueo a la redistribución con la excusa de la autonomía fiscal. No parece un marco precisamente cómodo para la izquierda. Y, sin embargo, maltratados los principios y los conceptos, no son pocos los que celebran la victoria electoral como un verdadero triunfo de la democracia y de las políticas sociales.