Una sociedad que sustituye la alianza, el sacramento y la tradición por el contrato o el acuerdo es una sociedad herida de muerte, en disolución. El perdón era la pieza que daba sentido al mosaico del Occidente. El extrañamiento de la culpa ha llevado al autoconvencimiento sartreano de que el infierno son los otros
El progresismo y los pésimos intérpretes de Schmitt, en un ejercicio de prestidigitación, nos han hecho creer que el enemigo es una sola cosa monolítica
Yo, humildemente, más cenizo y menos erudito trataré de dar al menos un manojo de razones para sospechar de ese respeto reverencial y acrítico hacia el progreso de aquellos que nos venden las bondades del cosmopolitismo
La globalización capitalista ha hecho saltar esto por los aires al deslocalizar, virtualizar y homogeneizar nuestra identidad. Como sostiene Fusaro: «La locución ‘te amo’ no puede explicarse, ya que rehúye de toda posible definición (…) y representa el carácter resistente a toda homologación propia de la experiencia veritativa del amor (…) El capitalismo global se plantea como ideología de lo mismo y, en consecuencia, como nivelación homologadora de los seres bajo el signo de la forma mercancía: no conoce nombres propios». Por ende, una defensa de la familia pasa por re-conocer nuestros nombres propios localizados en una civilización, una cultura, una patria y una familia concretas. Pasa por plantar cara a los amos del mundo diciendo: este es mi nombre y me lo regalaron mis padres.
El querer conocer, retener nombres, fechas y detalles, autores y sus obras es tan sólo el reflejo especular de un anhelo de plenitud en el hombre que se sabe incompleto
De cómo los medios de comunicación mainstream encumbran a un profesor universitario a la categoría de filósofo del régimen de Putin, convirtiéndolo en su personal Rasputín
Con motivo de la publicación en el mes de mayo de 2022 del nº 412 de la revista “El Viejo Topo”, en dicho número se realizó un dossier especial sobre “rojipardismo”, un término cajón desastre en el que caben grupos y personas de muy distinto pelaje, con ideas distintas e incompatibles entre sí, pero con algunos elementos comunes que se enfrentan a eso que algunos llaman “postmodernismo”, otro término que es un cajón desastre donde entra de todo, en muchos casos también incompatible entre sí. Para tratar esta cuestión contamos en este encuentro con personas que, en algún momento, han sido motejadas de “rojipardos”, o simplemente han criticado a la izquierda indefinida en todo o en parte. Contamos con Javier Bermejo, ingeniero y funcionario, Genís Plana, geógrafo y docente, Víctor Lenore, periodista y crítico cultural, y Yesurún Moreno, politólogo y escritor.